Disfrutar el camino



Cuando por fin supe a dónde quería llegar en la vida. Cuando le dije “Sí, yo quiero ir, estoy a tu servicio”. Él me tomó de la mano y abrió la puerta del copiloto de ese precioso BMW color menta. Entré y sentí el delicioso aroma a vainilla, los asientos eran de cuero en un tono nude tan de moda, muy de clase, muy a mí estilo.


Él me dijo “Ponte cómoda, y puedes ajustar en la radio la estación que quieras”. Cerró la puerta, dejó mi maleta amarilla y lista atrás entonces dio una vuelta para sentarse en el asiento del conductor. Es tan majestuoso verlo moverse.

Le pregunté para quiénes eran los tres asientos de atrás y me dijo que yo algún día estaré ahí con mis hijos y que mi esposo ocuparía mi lugar. Él conducirá por siempre.
Sabemos a dónde llegar pero él no me dijo el cómo, o no sé qué ruta tomará, si habrá muchos obstáculos, paradas, tráfico. Pero él está conduciendo lleno de felicidad porque le dije “sí” se encuentra en paz y eso me tranquiliza.


Hay muchos anuncios en el camino, propagandas, luces, ideas contrarias a él que me distraen. Miro lugares a donde me encantaría estar, pero él me enseña que no son paradas dignas de detenerse a contemplar. Las que valen la pena vendrán más adelante. Reconozco rostros que creía que sería bueno darles un ride, me dice que no, que él ya sabe quiénes ocuparán los asientos que tenemos disponibles. Volteo hacia atrás, y se entristece. El prefiere verme con la mirada puesta adelante o en él para que no me pierda del presente. La vista de adelante es maravillosa.

Yo le agrado, por eso me deja poner el soundtrack que yo quiera. Le encanta escucharme cantar, le fascinan mis ocurrencias. Llora conmigo cuando algo me conmueve y se inquieta cuando por mi falta de fe le pregunto a menudo ¿ya llegamos?

No conozco la ruta pero ahora entiendo que él es el que tiene que conducir. Si yo girara el volante o tratara de acelerar o pisar el freno, sería un fracaso total. Estaría perdida si yo ocupara su lugar. Él sabe cómo llegar porque el mismo preparó ese destino para mí. Preferible es que él conduzca y que yo sea su copiloto. A fin de cuentas seremos solo él y yo. Él disfruta de todas las etapas de mi vida, me disfrutará en mi vejez también. Me conducirá hacia rutas, rostros, imágenes, sabores, olores que nunca imaginé conocer. Él sabe dónde ir y cómo llegar.

Entonces ante mi debilidad, mi falta de paciencia, mis frustraciones, mis miedos me pregunto “¿Si él me disfruta a su lado de copiloto por qué yo no voy a disfrutar del camino?”

Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11 NTV

Bye IU girl, espero que hayas disfrutado de este artículo fue la mejor manera que se me ocurrió para recordarte que Dios tiene buenos planes (rutas) para ti, que no avanzas hacia tu futuro brillante cuando continuas aferrada al pasado doloroso, que él te ama y disfruta cada detalle tuyo. Si él ya conoce el camino ¿por qué no dejarlo conducir?