Plan Belleza: Humildad
Recuerda la última vez que trabajaste en grupo ¿Cómo te sentiste?
¿Eres de las líderes dictatoriales, o aceptas las ideas de
los demás? ¿O prefieres hacer el trabajo por tu cuenta porque si los demás se
meten no tendrás la perfecta nota que siempre te sacas, o a lo mejor eres una
de las que deja que los demás hagan el trabajo?
En cualquiera de estos casos, a mí no me gustaban
los trabajos en grupo L
porque (admitámoslo) no siempre nuestros planes salen de la manera en que quisiéramos
que salieran. Y en la vida también sucede así. Incluso nos atrevemos a decirle
a Dios, cómo él debería hacer las cosas. Pero la humildad consiste en hacer a un
lado nuestros planes y aceptar una ayuda mejor.
Seguramente escuchaste el famoso chiste del náufrago,
quién se encuentra en medio del océano flotando a la deriva y pide a Dios que venga
a rescatarlo. Entonces pasa un barco ofreciéndole un salvavidas pero el náufrago
no acepta esta ayuda puesto que piensa que Dios vendrá a salvarlo. Luego lo mismo
sucede con otro barco pero aun el espera que Dios venga a salvarlo, llega su
muerte y pregunta a Dios por que no vino él a salvarlo, pero Dios le responde “Pero
si te envíe dos barcos”. El náufrago quería que lo salvasen a su manera.
Ser humilde no solo se trata de pedir ayuda
porque ya sabes que no puedes hacerlo solo, sino va más allá.
Ser humilde es aceptar ayuda de donde menos te
imaginabas, de escuchar consejo sabio de donde menos lo esperabas, de escuchar opiniones
e ideas nuevas y diferentes a las tuyas, de aceptar tus errores y limitaciones
para así encontrar la libertad.
Cuando eres libre de ser quien eres pues no hay
necesidad de compararte con aquella muchacha que es mejor que tú, porque sabes
que sí puede ser que ella sea más capa en algo que tú, pero que tú también eres
capa en algo que ella no es muy capa.
Ser humilde es reconocer que hay mejores que tú
pero no por eso tú eres insignificante. Cada uno es una creación única.
La persona humilde no solo reconoce sus errores y
limitaciones sino como ya es consciente de ellos da el paso para cambiar y
mejorar.
Hay belleza en la vulnerabilidad, hay libertad
cuando somos humildes.
De la lectura a la acción
Practica la humildad en estas áreas:
Tu familia o tus relaciones
En cualquier relación, reconoce que tú no siempre
tienes la razón. Tener esto en mente conduce a la paz. Me encanta la frase “Ladies
don’t start fights, but they can finish them” (Las damas no inician peleas,
pero sí pueden terminarlas) Una manera de terminar una pelea es decir “Ok, tú
tienes la razón”
Tu iglesia
Busca consejería o alguien confiable como para
rendir cuentas de tu vida. Pide a Dios que te conduzca a la persona correcta
porque es importante confesar los errores que cometiste y exponer cuáles son
tus debilidades para que comience el proceso hacia tu libertad y sanidad completa.
Confiésense
los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados.
La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados
maravillosos.
Santiago 5: 16 NTV
Tu trabajo o la u
Todas fallamos, no hacemos todo a la perfección.
Pero somos humildes al admitir nuestras equivocaciones y decir “Lo siento, fue
mi error”. En lugar de excusarnos, mentir, o tratar de ocultar nuestras
debilidades, acciones que solo nos llevan otra vez a usar una máscara.
Bye I.U. girl, la vulnerabilidad
atrae al sexo opuesto pues el hombre nos complementa con su fuerza, si quieres
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estamos embelleciendo nuestra belleza interior. Nos vemos en el próximo
atributo para una belleza cautivante.