Cómo lidiar con el estrés: lecciones de nuestra niñez (Guest post: Rebecca Lindenbach de "Life as a dare")



Hola I.U. girls, recientemente he estado con trabajos finales de la universidad o como le llaman the finals week, por esta razón tan sólo me ocupé de mejorar el diseño de In You. Pero ahora sí voy a tener más tiempo para escribir nuevas entradas. Sé que también algunas amigas (muy queridas) siguen atravesando the finals, así que para ellas y para todas las que necesiten ayuda con este tema estoy publicando esta entrada.


Y qué mejor consejo recibirán al traducírselos uno de los mejores consejos que recibí de mi amiga Rebecca, mediante su blog personal Life as a dare.
Lo que están a punto de leer es de autoría de Rebecca, abajo les dejo el link para que lean el artículo en su forma original y en inglés. Lo que está escrito en este color y en paréntesis son mis aclaraciones y sugerencias. 

“¡Sorpresa! A veces me cuesta trabajo lidiar con el estrés.

No es que se sepa, porque ustedes pueden notar, que yo nunca publico sobre el estrés aquí. (Nuevos lectores: eso era sarcasmo) Pero lidiar con el estrés es un problema que cada vez más y más personas de nuestra generación están teniendo que lidiar. Los índices de ansiedad y trastornos de la depresión están subiendo vertiginosamente en comparación con los índices de 20 años. Vivimos en un mundo en el que constantemente estamos bombardeados con 20 cosas que hacer,  40 cosas que tenemos que ver y 100 cosas que deberíamos tener o deberíamos hacer a estas alturas. Nuestras vidas se viven en competencia, y encontrar un lugar para relajarse en medio de todo esto es difícil.

¿Alguna vez deseaste que pudieras volver a un momento más simple? ¿Cuándo tu mayor preocupación era si tu oruga de mascota viviría hasta que podrías mostrar y contar a todos? Sé lo que hago (aunque no en la historia de la oruga, es que yo recibía educación en casa (homeschooled) y no teníamos ningún espectáculo como sucede a menudo en las escuelas fuera de casa,  pero el principio general es el mismo). Una y otra vez he oído "Ojalá pudiera ser un niño otra vez", y creo que eso es muy triste. ¿Por qué la edad adulta tiene que ser mucho menos divertida que ser un niño? Sí, claro, tenemos responsabilidades, pero también tuviste responsabilidades cuando eras chico, simplemente no tenías tantas. Así querer volver al pasado parece ser algo increíble. Entonces, ¿qué es tan diferente en ser un niño versus ser un adulto?

En mi mente, hay dos diferencias principales: el conocimiento y la mentalidad. Ya no somos tan ingenuos, nos hemos hecho menos inocentes y por lo tanto menos despreocupados. Además, nuestra mentalidad está atrapado en el modo "debería" en lugar de "podría" o "voluntad" como la de un niño. Y el resultado es que simplemente no sabemos cómo divertirnos más, así que tenemos estrés en lugar de diversión. Es esto no es un trato muy bueno, si me preguntas.

He estado pensando mucho sobre esto recientemente, sobre cómo perdemos parte de nuestra alegría al entrar en la adultez, y pensé que compartiría mis reflexiones con ustedes acerca de 11 cosas que podemos aprender de nuestra infancia que nos ayudarán a lidiar con el estrés.

1. Haga su tarea primero y luego puede salir y jugar


Cuando éramos niños, nos veíamos obligados a sentarnos y trabajar hasta que terminemos la tarea. Si nos quejábamos y lloriqueábamos, nos ponían en modo-tranquilo hasta terminar la tarea  o no íbamos a tener el postre, así que éramos sabios y conseguíamos nuestro trabajo hecho. Y el resultado era que toda la tarea ya estaba hecha y ¡todavía quedaba tiempo para ir a jugar!

Como adultos, sin embargo, a menudo jugamos primero y sólo recién hacemos nuestro trabajo. Si no estás de acuerdo conmigo, piensa en cuántas veces esta semana has visto Netflix (o has visto TV cable, facebook, wtsp, etc) antes de empezar a estudiar. Sí, es embarazoso. El problema con esto es que sentimos que hemos estado trabajando todo el día porque el peso de lo que "deberíamos" hacer es constante, incluso cuando estamos haciendo lo que creemos que debería ser divertido. Primero termina tu trabajo, y el salir a jugar será mucho más satisfactorio.

2. Coma primero sus verduras y luego el postre


La salud mental y la salud física están muy relacionadas. Si usted come comida chatarra o comida que engorda, se siente como chatarra o gordo. Es casi un hecho. Cuando somos niños, mamá y papá se aseguraban de que comamos nuestras verduras antes de que tengamos helado. Y entonces sólo teníamos un poco de helado. Nadie supervisa eso para nosotros ahora, así que necesitamos ser conscientes de las lecciones que nuestros padres nos enseñaron sobre el control de las porciones y a usarlas realmente. Los alimentos saludables y ricos en energía ayudan a mejorar tu estado de ánimo mejor que cualquier programa de televisión.

3. Límites en el tiempo de la pantalla


Estoy enferma y cansada de la cantidad de exposición mediática que tenemos. ¡Nunca podremos escapar de ella! Esto nunca fue un problema, ya que los niños o por ejemplo yo sólo tenía 30 minutos para jugar en la computadora, y a veces me gustaba llegar a colarme una hora más si mamá estaba trabajando. Ese tiempo era oro. Compara eso con las horas que pasamos en la computadora todos los días y te darás cuenta del por qué nuestras vidas se sienten más complicadas y abrumadoras.
Trate de limitar su tiempo en frente de una pantalla y vea cómo eso le ayuda a lidiar con el estrés.


4. Conozca a los niños del barrio


¿Por qué estamos tan aislados en estos días? En serio, ¿cuándo fue la última vez que habló con sus vecinos o invitó a sus amigos a cenar? Vivimos estas vidas de pseudo-relaciones donde vemos lo que todo el mundo está haciendo pero en realidad no hablamos en persona. ¿Sabes lo que extraño? Echo de menos llamar a la puerta de la casa de cada niño en la cuadra para ver quién quiere pasar el rato.
Hagamos más que un esfuerzo para tener relaciones reales con nuestros amigos en lugar de depender de las "amistades" de los medios sociales para mantener nuestras conexiones.

5. La opinión de su familia es realmente la única que importa



Cuando tenías 8 años, si tu mamá te dijo que te veías linda, te sentías en la cima del mundo. ¿Cuándo empezamos a preocuparnos más por lo que piensan todos excepto nuestra familia? La verdad es que nunca vamos a ser capaces de complacer a todos. Además, nuestra familia es realmente el único grupo de personas que va a ser constante en nuestras vidas. Así que empecemos a redirigir nuestro enfoque a lo que realmente importa de nuevo y a pasar más tiempo prestando atención a nuestras familias en lugar de que nos importe que tan populares somos.
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Mira esta imagen. Eso fue tomado en un momento en el que obviamente sólo me importaba lo que mis padres pensaban de mí. Eso, amigos míos, es un disfraz de elefante que había hecho de papel de aluminio y cinta eléctrica mientras estaba de campamento. Estaba tan orgullosa de ese traje de elefante. Mira esa sonrisa. A pesar del disfraz.

6. El aprendizaje es realmente muy divertido


La biblioteca es un lugar de magia durante la infancia, de infinitas posibilidades de aprender y explorar. ¿Por qué perdemos eso a medida que envejecemos? ¡Comencemos a divertirnos aprendiendo otra vez!

7. A veces sólo necesitas una siesta.


¿Te acuerdas de cuando eras pequeño y hacías un enorme berrinche que no podías controlarte a ti mismo y tu madre sólo te hacía echar una siesta, o te hacía estar tranquilo por un rato? Creo que también necesitamos un tiempo en tranquilidad como adultos. La próxima vez que te encuentres abrumado emocionalmente o volátil, toma una hora para acurrucarte en tu cama con un libro y simplemente relájate.

8. ¡Jugar afuera es bueno para ti!


¡Nos olvidamos de cómo jugar afuera como adultos! ¿Cuándo fue la última vez que pateaste un balón de fútbol o incluso fuiste a caminar? Es marzo ahora (fecha en que se publicó el artículo por primera vez) lo sé, pero tomemos un tiempo esta primavera y verano para pasar realmente tiempo al aire libre y divertirnos. ¡Odio estar encerrada todo el tiempo! (de hecho, ya llega las vacaciones y fiestas de fin de año, así que ¿por qué no viajar, salir con amigos a modo de auto recompensarte por tu esfuerzo del año?)
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Katie y yo nos preparamos para ir a jugar afuera. Katie tenía grande fascinación por los teletubbies por esa época. (Conoce a Katie haciendo clic aquí. Te la recomiendo, en mi opinión es ¡la mejor Youtuber que existe!)

9. Todo va estar bien


Esto era mucho más fácil de creer cuando eras un niño, pero honestamente y es la verdad: todo estará bien. Dios tiene esto bajo control, y Su plan es mucho mejor que cualquiera de los nuestros. La mayor cosa que perdemos a medida que envejecemos, en mi opinión, es nuestra fe infantil en el amor de Dios por nosotros. La verdad es que no tenemos control de todo lo que sucede alrededor nuestro, no importa cuántas veces nuestra ansiedad intenta engañarnos de que sí. Creo que aceptar ese hecho y seguir adelante de todos modos es el primer paso para recuperar esa maravilla infantil y confiar en Su plan sobre el nuestro.
Honestamente, cuando sea mamá, espero poder dar a mis hijos una buena infancia así como yo la tuve. ¡Echo de menos ser una niña! Pero ser un adulto tiene sus ventajas también, y ¡sólo porque no podemos volver a ser niños no significa que no podemos experimentar la alegría jamás!

¿Cuáles fueron algunas lecciones de tu infancia que aún te aferras hoy?”

Esta talentosa escritora fue Rebecca Lindenbach, ¿qué te pareció? Ella fue una de mis inspiraciones para crear Imillas Únicas y al comienzo de escribir mi blog me ofreció su ayuda. Algún día espero poder conocerla en persona y darle las gracias por escribir temas tan importantes que me ayudaron un montón. Si quieres leer el artículo original entra aquí.

Bye I.U. girl, y no te olvides de suscribirte a In You y a Life as a dare también.